Descripción
Sin embargo, una reflexión suya me llena de particular orgullo: el alcance y significado que le otorga a la valerosa acción de doña Águeda Gallardo del 4 de julio de 1810, al despojar de su bastón al corregidor catalán Don Juan Bastús, y golpearlo con el borbón, y a la posterior reacción de los criollos y demás pobladores, bastante aleccionados, lo cual identifica el grito de independencia de Pamplona. En ordenada secuencia, el autor nos recuerda los antecedentes, como las restricciones alrededor de la fiesta de San Pedro del 29 de junio, y la determinación de doña Águeda de enarbolar los ideales libertarios. Se trata, ni más ni menos, de un antecedente mayor, que prepara y anuncia un episodio hermano, dada su semejanza, conocido como ‘El florero de Llorente’, que se presentaría 16 días después en Santa Fe siguiendo la misma estrategia. La historiografía colombiana debería revisar estos acontecimientos para entender su analogía y darle al bastón de doña Águeda su verdadera dimensión. Ya Mario Villamizar Suárez nos ha indicado el camino.
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